Jesús: el hombre perfecto; Jesús: el Dios
todopoderoso
Mateo 4:1~11; Marcos 1:12~13; Lucas 4:1~13
El pasaje de la tentación nos presenta
a Jesús eligiendo de una vez para siempre el método con el que se proponía
ganar a los hombres para Dios.
Le
vemos rechazando el camino del poder y la gloria, y aceptando el camino del
sufrimiento y de la cruz.
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Fuerte San Lorenzo en la Rep. de Panamá |
Esta es la más sagrada de las historias
evangélicas, porque no puede proceder sino de los labios del mismo Jesús. En
algún momento tiene que haberles contado a sus discípulos esta íntima
experiencia de su alma.
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Desembocadura del Río Chagres desde el Fuerte San Lorenzo en Panamá |
No debemos creer que las tres
tentaciones empezaron y terminaron como las escenas de una comedia, sino más
bien que Jesús se retiró conscientemente a este lugar solitario, y pasó
cuarenta días debatiéndose con el problema de cómo ganar a los hombres para
Dios. Fue una batalla larga que no terminó hasta la cruz, porque el relato
termina diciéndonos que el tentador dejó a Jesús por algún tiempo.
La primera tentación era convertir las piedras en pan. Este desierto no estaba cubierto de arena, sino de piedras y cantos que parecían panes. El tentador le dijo a Jesús: "Si quieres que la gente te siga, usa tus poderes milagrosos para darle cosas materiales". Estaba sugiriéndole a Jesús que sobornara a la gente para que le siguiera. Jesús reaccionó al ataque con las palabras de Deuteronomio 8:3: "El hombre –dijo, nunca encontrará la vida en las cosas materiales".
La tarea del Evangelio no consiste en
producir nuevas condiciones de vida, aunque el peso y la voz de la Iglesia
deben estar detrás de todos los esfuerzos para hacerles la vida mejor a los
hombres. Su verdadera tarea es producir hombres nuevos; dados los hombres
nuevos, las nuevas condiciones de vida surgirán.
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Es una tentación constante la de tratar
de ganar hombres haciendo un compromiso con los principios del mundo.
La tendencia del mundo es ver las cosas
en un gris indefinido, pero el deber del cristiano es ver las cosas en blanco y
negro. El cristiano tiene que estar totalmente poseído por la convicción de la
infinita belleza de la santidad, y de la infinita detestabilidad del pecado.
En la tercera tentación imaginamos a Jesús
en el pináculo del templo en el que se unían el Pórtico de Salomón y el Pórtico
Real: desde allí había una caída a plomo de 150 metros hasta el fondo del valle
del torrente Cedrón. Esta era la tentación a darle a la gente demostraciones
sensacionales.
No, dijo Jesús: no se han de hacer
experimentos insensatos con el poder de Dios. (Deuteronomio 6:16). Jesús vio
muy claro que si le producía una gran impresión a la gente, sería una maravilla
por algún tiempo, pero que el sensacionalismo no puede durar.
El duro camino del servicio y del
sufrimiento conduce a la cruz, pero después de la cruz está la corona.