jueves, 8 de abril de 2010

Estar En La Cuerda Floja

por el hermano Marcos García, marzo de 2010



La expresión que he usado como título tiene dos versiones sobre su origen. Una de ellas nos remite a la Edad Media donde los equilibristas del quehacer circense, para hacer más atractivo el espectáculo y demostrar sus habilidades, disminuían la tensión de la cuerda en la que trabajaban exponiéndose a un mayor peligro.

La otra versión es la judicial, la que dice que los expedientes, cuando aún no había grapas, se cosían con cuerda con la que se cosen los libros y al final del expediente, se dejaba el hilo largo y suelto (la cuerda floja, sin terminar de atar) para seguir uniendo folios cuando fuera procedente.

El que estaba “en la cuerda floja” estaba, casi siempre, encausado por un delito, de ahí la expresión de “peligro” a la que se refiere.

Como podrá notarse ambas versiones entrañan un futuro incierto o un peligro inminente.

La Casa de Dios debe ser un lugar muy atractivo, aún para quienes no lo conocen, sin embargo, la predicación altamente contaminada con la letal filosofía humana la ha convertido en una especie de mall donde vamos los necesitados a comprar con diezmos y ofrendas una o varias razones para sufrir, para sentirnos cada día más alejados de la salvación.

A los predicadores parece complacerles ver el templo lleno de caras angustiadas, presas del terror que ellos vierten desde el púlpito con amañados discursos lleno de toda malicia.

Algunos lo hacen por ignorancia manifiesta, pero otros son falsos maestros: Aquellos de los que habla el apóstol Pablo en el capítulo 11 de la segunda carta a los corintios; los mismos de cuya maldad nos advierte el apóstol Pedro en el capítulo 2 de su segunda carta.

Estos son los hombres salidos de las mismas entrañas del infierno, de quien el apóstol Judas, en su extraordinaria carta, habla con denuedo celestial. Hombres dedicados a diseminar preceptos peligrosos para reducir el Cristianismo a una fe sólo de nombre y a una profesión externa del evangelio. Son los mismos innovadores heréticos que en nuestros días acaparan una parte importante de los medios televisivos y radiales en un intento desesperado de destruir la Iglesia del Señor.

Pablo, Pedro y Judas al advertirnos sobre estos personeros del diablo, lo hacen con tanta fuerza y tan reiteradamente que no debemos tenerla en poco.

Es de todos conocido que en las iglesias se venden milagros a granel, acciones en el paraíso, que algunos pastores tienen la facultad de reconciliarte con el Padre si les entregas un sobre con determinada suma; La frecuencia con que dicen que entre más dinero das para la obra, más te amará Dios, es equivalente a la publicidad de McDonald’s.

Aunque no nos acostumbramos ya dejó de sorprendernos que se haga uso de la motivación para quitarnos hasta el pasaje de vuelta a casa con el argumento de que Dios te lo multiplicará.

“Si el Señor viniese en este instante, ¿Quiénes se van con él?”

Esta frase ha dado muy “buenos resultados”, creo que es la razón por la que se sigue usando como plataforma para intimidar a los hermanos y hermanas, angustiándolos hasta el punto de que dudando de su salvación opten por comprarla.

El hacernos creer que estamos en la cuerda floja se traduce en “ganancia” para ellos, al perturbar el alma de los débiles en la fe diciéndoles que un día son salvos y al día siguiente no, que si son generosos Dios los ama más, mantienen a la congregación en vilo lo que les facilita su manipulación.

Recordemos que no servimos a Dios por arrogancia o por miedo, sino por gratitud; No trabajamos en la obra para poder ir al Cielo, lo hacemos porque vamos al Cielo.

Hasta pronto, amigos y hermanos.

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