martes, 3 de agosto de 2010

La PALABRA Expuesta



El Propósito De La Ley y La Superioridad de La Gracia
Una Relación Perfecta

Un Estudio de GALATAS 3

Los capítulos 3 y 4 son doctrinales, porque en ellos Pablo explica la relación entre la ley y la gracia. Tres palabras que se repiten con frecuencia son fe (catorce veces), ley (diecinueve veces) y promesa (once veces). Pablo presenta seis argumentos, tres en cada capítulo, procurando probar que la salvación es por gracia, por medio de la fe, y aparte de las obras de la ley.

I. El argumento personal (3:1~5)

Pablo empieza con la experiencia personal de los gálatas con Cristo, porque esta es una de las mejores evidencias de cómo obra Dios.


Pablo había predicado a Cristo crucificado, no la obediencia a la ley; ellos creyeron este mensaje y eso cambió sus vidas. Habían recibido al Espíritu (la evidencia de la salvación, Romanos 8:9) por el oír con fe y al creer a la Palabra de Dios (Efesios 1:13, 14), no por obedecer alguna ley. Sin duda, el evangelio que Pablo predicaba, el evangelio que cambió su vida y la de ellos, era el verdadero mensaje. Regresar a la ley después de todo lo que el Espíritu había hecho por ellos era actuar como necios.

Habían sufrido voluntariamente por su fe. Los ministros en la iglesia de Galacia mediante los dones del Espíritu estaban haciendo cosas maravillosas, obras que no serían posibles por medio de la ley. Todo en su experiencia personal apuntaba hacia un hecho: la salvación es por gracia, no por la ley.

Los cristianos de hoy necesitamos la verdad del versículo 3, porque muchos piensan que el mismo Espíritu que les salvó no puede guardarlos o ayudarles a vivir por Cristo. Tienen la idea de que la salvación es por gracia por medio de la fe, pero que la vida cristiana depende de sus fuerzas. Para ver el error en que se incurre es necesario leer Romanos 7 que nos enseña con claridad que los creyentes no podemos hacer nada por nosotros mismos para agradar a Dios; Romanos 8 enseña que el Espíritu continúa la obra de gracia y cumple las exigencias de la ley en nosotros.

II. El argumento escriturario (3.6~14)

Por escriturario no sugerimos que los otros argumentos de Pablo no sean fieles a la Palabra, sino más bien que en esta sección se apela con fuerza al Antiguo Testamento. Es más, tal vez quiera verificar cuidadosamente cada una de estas referencias bíblicas.
A. Los versículos 6~7 citan Génesis 15:6

Los judaizantes apuntaban a Abraham, el «padre de los judíos», como su ejemplo, y Pablo hace lo mismo. ¿Cómo fue salvo Abraham?

¡Por fe! Y todos los que confían en Cristo son hijos de Abraham, el padre de los creyentes. Véase en Romanos 4:.1~8 una ampliación de este argumento.

B. Los versículos 8~9 citan Génesis 12:3
Dios prometió bendecir a los gentiles a través de Abraham, lo que quiere decir que judíos y gentiles son salvos exactamente de la misma manera. Desde luego, el evangelio que Abraham creyó no fue el pleno evangelio de la gracia de Dios que predicamos hoy; incluso los apóstoles no comprendieron a plenitud el significado de la muerte de Cristo sino hasta que se les explicó. El evangelio que Abraham creyó fue las buenas nuevas de que Dios le bendeciría y le haría una nación poderosa. Abraham creyó a la promesa y esta fe le fue contada por justicia.

C. El versículo 10 cita a Deuteronomio 27:26

La ley no salva, maldice.

D. El versículo 11 cita a Habacuc 2:4

Ya hemos encontrado este versículo antes: «El justo por la fe vivirá» (Romanos 1:17; Hebreos 10:38). Este pequeño versículo de Habacuc es tan rico que Dios escribió tres comentarios de él en el Nuevo Testamento.
E. El versículo 12 cita a Levítico 18:.5
Hay una vasta diferencia entre «hacer» y «creer». Nadie jamás fue salvo por la ley, porque nadie nunca puede obedecer completamente la ley.

Lea otra vez estas citas y vea cómo prueban conclusivamente que aun la ley del Antiguo Testamento enseña que la salvación es por gracia, por medio de la fe.

III. El argumento lógico (3.15–29)

Todos los argumentos de Pablo son lógicos. Pero el argumento particular aquí depende del razonamiento, al comparar la ley con un contrato humano. Cuando dos personas hacen un contrato, es ilegal que una tercera intervenga y lo cambie o lo cancele. Ahora bien, Dios hizo un contrato (pacto) con Abraham más de cuatrocientos años antes de que fuera dada la ley. La Ley de Moisés jamás podría cancelar la promesa original de Dios a Abraham. Dios lo prometió igualmente a la simiente de Abraham y el versículo 16 indica que esta Simiente es Cristo. La Ley Mosaica no fue una nueva manera de salvación que cancelaba las promesas de Dios a Abraham; esto no sería lógico. La promesa y la fe van juntas, pero no la promesa y la ley.

¿Por qué dio Dios la ley**?

Ante esta pregunta Pablo tiene tres respuestas:

A. La ley fue temporal y sólo para Israel (vv. 19~20).
La ley fue temporal hasta que se cumpliera en su totalidad; esto sucedió justo en el momento en que Cristo dijo "CONSUMADO ES", fue allí donde Cristo como único, justo, santo y bueno (o sea perfecto) cumplió a cabalidad toda la ley.

La ley duró alrededor 1,500 años; La gracia es eterna.

Muchas personas creen que Adán y Eva no fueron salvos. Ven la expulsión del Edén pero no ven la túnica de pieles (Génesis 3:21) con que Dios los vistió. Esa túnica de pieles tipifica al sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo mismo. Para obtener esas túnicas tuvo que haber un sacrificio de animales. Este fue efectuado por el mismo Dios. En vez de hojas de plantas que representan lo que el ser humano trata de hacer para cubrir su pecado. O sea lo mejor que hacemos con nuestras fuerzas o buenas acciones. Pero eso no era suficiente, tendría que haber un horrendo sacrificio. Para quitar la piel de un animal tenía que morir la víctima. Podemos suponer que la piel era de ovejas, debido a que tipificaban a Cristo. Aún durante la ley las ovejas se utilizaban para representar al cordero de Dios, Jesucristo.

El único evangelio que Adán oyó fue lo que Dios dijo en Génesis 3:15, sin embargo, lo creyó y fue salvo.

¿Cómo lo sabemos?

Debido a que llamó a su mujer «Eva» que significa «vida» o «dadora de vida». Dios dijo que Adán y Eva morirían, y Adán murió físicamente a los 930 años. Pero también murió espiritualmente, cuando se separó de Dios debido al pecado. Dios prometió el nacimiento de un Salvador por medio de la mujer, y Adán creyó esta promesa y fue salvo. Dios no cambió los resultados físicos del pecado, pero sí remitió las consecuencias eternas: el infierno.

Las túnicas de pieles en el versículo 21 son cuadros de la salvación que tenemos en Cristo. Debe haber habido derramamiento de sangre, el ofrecimiento de vida inocente por el culpable. Adán y Eva trataron de cubrir su pecado y vergüenza con hojas (3:7), pero Dios no aceptó estas buenas obras. Él tampoco acepta tales obras hoy.

Los vestidos en la Biblia a menudo son un cuadro de la Salvación. Véanse Isaías 61:10 y Zacarías 3. El hijo pródigo fue vestido de nuevo cuando regresó a casa (Lucas 15:22). Los vestidos de justicia propia y buenas obras son trapos de inmundicia a los ojos de Dios (Isaías 64:6).

Nótese que Dios quiere que Adán y Eva se cubran; Él aprobó su sentido de vergüenza. Es siempre una señal de degeneración cuando la gente revierte eso y se vuelve a la desnudez. «Ropa decorosa» es siempre la norma de Dios (1 Timoteo 2:9).

Por este método que Dios utilizó fue como Adán y Eva fueron salvos. Ellos fueron condenados por su desobediencia primero, pero por su fe, fueron también perdonados y salvos. En Adán todos mueren, pero en Cristo todos somos justificados (1 Corintios 15:22). Es decir, no solamente fueron salvos desde Abraham, sino desde Adán todos nuestros ancestros. (O sea, todos los que creyeron en el Mesías prometido) Génesis 3:15 encierra una gama de aspectos con respecto a esta doctrina. Es un tesoro y la única forma de ver como somos salvos solamente por gracia. (Es decir por creer en Cristo) Dios lo hizo tan sencillo, para que todos podamos entenderlo, y es solamente por fe, para que nadie trate de luchar en vano. Pues es gratis (Romanos 3: 24). Su sacrificio alcanzó a todos por igual.

y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Corintios 5:15). Algunas doctrinas enseñan que Cristo solamente murió por los creyentes, son quienes que predican poniendo énfasis en la predestinación.

Abraham y todos los demás, antes de la muerte de Cristo en la cruz del Calvario, fueron salvos únicamente por gracia, o sea por fe. Ellos tenían su fe puesta en el Mesías (o sea el Cristo) confiando plenamente en que vendría y pagaría por ellos en la cruz, razón por la que practicaban los sacrificios que apuntaban simbólicamente en la dirección de Cristo como el Cordero de Dios, como el Gran Sumo Sacerdote, Hebreos 4:14

Ellos miraban su salvación en tiempo futuro, nosotros la miramos en tiempo pasado. Desde Adán hasta Cristo transcurrieron 4,000 años, todos los que confiaron por la fe en el Cordero inmolado eran salvos mirando hacia el sacrificio perfecto y eterno de Cristo en la Cruz del Calvario, mas cuando morían físicamente (sus almas) se iban a un lugar donde esperaban que ese sacrificio se llevara a cabo. Ese lugar se llamaba el Seno de Abraham. (Este estaba ubicado en el centro de la tierra). Ellos eran salvos aunque no fueron al cielo inmediatamente después de fallecer, solamente esperaban que Cristo efectuara la redención completa. Pero cuando Cristo murió y resucitó los sacó de allí y se los llevó al cielo. Mateo 27:51~53; Efesios 4:8~10; [Filipenses 2:10 y 11. de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra].

Ahora los creyentes todos somos salvos, pero al fallecer nuestras almas no van al centro de la tierra, sino directamente a la presencia de Dios. 2: Corintios 5:1~8. Como ya la redención fue efectuada hace casi dos mil años, no tenemos que esperar nada para ir a su presencia. Esta siempre ha sido salvación segura y eterna, sea antes o ahora. Pues Dios no deja nada inconcluso, Filipenses 1:6; Hebreos 10:23; Juan 17:1~4

Romanos 2:14 y Hechos 15:24 dejan en claro que Dios nunca dio la ley a los gentiles. La ley moral ya estaba escrita en los corazones de los gentiles (Romanos 2:15). Pero la ley ceremonial (incluyendo las leyes del día de reposo) nunca fue dada a los gentiles. La ley fue añadida y no era un sustituto en lugar de las promesas abrahámicas. Una vez que la Simiente (Cristo) vino, la ley fue reemplazada.

Pero la ley fue promulgada con tanta gloria, ¿Cómo podríamos decir que era sólo temporal?

Ante esta posible pregunta el apóstol de los gentiles nos da la siguiente respuesta:
La ley fue dada por mediadores angelicales, (Hechos 7:53; Gálatas 3:19*) pero Dios le habló personalmente a Abraham. Dios es uno, y el cumplimiento de su promesa a Abraham depende únicamente de él.

B. La ley nos convenció de pecado, pero nunca nos salvó del pecado (vv. 21~22).

Si hubiera una ley que salvara a los pecadores, Dios hubiera librado a su Hijo y usado la ley en lugar de la cruz. La ley no es contraria a las promesas de Dios; al revelar el pecado, la ley obliga al pecador a confiar en las promesas de Dios. La ley nos muestra la necesidad de la gracia; la gracia nos capacita para agradar a Dios mediante la fe. La ley coloca a todos bajo pecado, lo que significa que todos podemos ser salvos por gracia. Si Dios permitiera que aunque sea un solo pecador se salvara por la ley, nadie se salvaría por la gracia. Todos debemos ser salvos de la misma manera.

C. La ley preparó el camino para Cristo (vv. 23~29).

Antes que viniera la fe que ahora conocemos, la ley dejaba a todos los hombres con la boca cerrada, revelando su necesidad de un Salvador. A través de la ley se nos empuja a Cristo. La ley fue el “ayo” (tutor) para los judíos en su infancia nacional. El tutor, tanto romano como griego, solía cuidar y enseñar a los niños menores hasta que alcanzaban la edad legal de adultos, después de lo cual los hijos quedaban bajo su propia responsabilidad. La ley mantuvo a los judíos en línea, por así decirlo, hasta que Cristo vino y la revelación completa del evangelio fue dada a judíos y gentiles.

Breve explicación sobre la simiente:

Hay dos simientes aquí mencionadas. La de la mujer que es Cristo desde Eva hasta María, y la de la serpiente que es Satanás.

Génesis 3: 15 describe que la simiente que es Satanás mordería el calcañar de Cristo. (Es decir cuando Este estuviese en la cruz) Cristo fue herido por el pecado de nosotros. Pero la simiente que es Cristo aplastaría la cabeza de la simiente que es Satanás. Cristo en la cruz aplastó la cabeza de Satanás, es decir le quitó la autoridad que este le robó a Adán en el Edén cuando lo sedujo y le quitó el señorío y autoridad que Dios le había dado al primer hombre, Adán.

Desde entonces Satanás tenía dominio de todo en el mundo, por eso él dijo a Jesús durante la tentación, en Lucas 4:5~7, cuando le mostró todos los reinos del mundo y sus riquezas: 4:5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.

4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.

4:7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.

Este ser tan astuto y ágil utilizó la misma táctica con Jesús que había utilizado con Adán, Génesis capítulo 3. A Adán le dijo que podía ser como Dios, y Adán cayó en sus garras y le entregó todo. En los capítulos 4 de Mateo y Lucas el Diablo le dijo a Jesús que si era el Hijo de Dios, Podría conservar lo que él le había quitado a Adán, pero con la condición que se inclinara y le adorara. Pero Jesús le quitó todo a Satanás cuando murió en la Cruz del Calvario. Eso es el rescate del hombre y sus facultades totales. Cristo puso a Satanás debajo de sus pies. Este le mordió el calcañar, pues allí Jesús murió, esta fue la batalla más grande de la historia cuando en la cruz se libró la guerra campal más cruenta jamás realizada. Esta guerra incluía lo espiritual, lo moral, lo físico y lo material de toda la humanidad.

Adán fue incauto y fue seducido por Satanás, mas a Jesucristo que es Dios en cuerpo físico no lo pudo seducir ni engañar. Desde esa guerra, hace dos mil años, Satanás está vencido y aún está bajo nuestros pies. Nosotros somos el cuerpo de Cristo, pues somos su Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, Mateo 16: 18. Somos más que vencedores, Romanos 8: 37. Jesús en la cruz nos rescató o sea que nos compró, somos suyos por siempre.

* Ahora el evangelio era ofrecido, no por ángeles, sino por el Espíritu Santo. Hechos 7:53

** Si la bendición estaba asegurada como un regalo y no como el resultado de un mérito por hacer algo ¿por qué Dios promulgó la ley? ¿Por qué no dejó las cosas como estaban hasta la venida del Mesías?
¿Qué significa “y fue ordenada por medio de ángeles en manos de un mediador, y el mediador no lo es de uno solo, pero Dios es uno”?
Respuesta:

Es difícil seguir la línea de pensamiento de Pablo en estos versículos, pero intentaremos clarificar este punto. La pregunta que hizo Pablo y que sin duda muchos se la hicieron fue “Si ya estaba la promesa hecha, si la bendición estaba asegurada como un regalo y no como el resultado de un mérito por “hacer” algo ¿por qué Dios promulgó la ley? Podría haber dejado las cosas como estaban hasta la venida del Mesías, es decir de “la simiente” de Abraham.

La respuesta del apóstol fue:

“la ley fue añadida a causa de las transgresiones” o “se añadió para denunciar los delitos” “fue dada con miras a los delitos” Es decir, que sin ley no habría conciencia de haber transgredido la voluntad de Dios “y donde no hay ley no hay pecado” y si no hay pecado, no es necesario un Salvador de nuestros pecados. Por eso Pablo aclaró este punto diciendo que la ley “fue añadida a causa de nuestras transgresiones.

¿Qué hubiera pasado si Dios no hubiese promulgado la ley?

Podríamos enumerar al menos siete consecuencias (1) Israel como nación se diluiría entre las naciones de la tierra, incorporándose a sus culturas, religiones, razas y habría perdido su identidad. (2) Israel nunca sería una nación peculiar, como lo fue y sigue siendo. (3) Sería imposible seguir una genealogía desde Abraham hasta el Mesías. (4) No existirían las sinagogas por las cuales el cristianismo se expandió tan rápidamente en el primer siglo (5) No habría pautas de conducta, ni una conciencia que esté de acuerdo con la mente de Dios (6) La muerte de Cristo no tendría un sentido práctico ni teológico. (7) La Biblia como la conocemos no existiría. Si quitamos todas las referencias a la ley de Dios y las historias que fueron relatadas en obediencia u desobediencia a esa ley, desaparecerían los libros históricos, proféticos, los Salmos y los Proverbios.
En cuanto al significado de que la ley “fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” Howard Colson y Robert Dean, en su libro “Gálatas, libertad en Cristo” escribieron “En algunos aspectos, éste es uno de los pasajes más difíciles que Pablo haya escrito nunca. La correcta interpretación del versículo 19 es fundamental para nuestra comprensión de todo el pasaje. Se ha estimado que hay alrededor de 300 diferentes interpretaciones del sentido de los versículos 19 y 20.” Veamos estos dos temas: (1) El tema de los ángeles. En ninguna parte del Pentateuco se menciona la intervención de ángeles en la promulgación de la ley. Algunos suponen que Pablo se vale de una interpretación rabínica, que enseñaba esto: Dios no tuvo contacto directo con Moisés por su misma majestad, por eso Dios dio su ley a los ángeles, y éstos a Moisés y Moisés al pueblo. Se cree que los rabinos sacaron la idea de la presencia de los ángeles del “sonido de trompeta” en el monte Sinaí. ¿Quién sino los ángeles tocan las trompetas? Por supuesto, son todas suposiciones. Personalmente creo que Pablo se refirió al “Ángel del Pacto” En Éxodo 3:2 dice “apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza” Y también en Números 20:16 leemos “clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz y envió su ángel y nos sacó de Egipto” o también a la promesa de Dios “yo enviaré mi ángel delante de ti”. (2) El segundo tema es sobre la unidad de Dios. Sabemos que Dios es uno, pero lo que confunde aquí es la manera que Pablo introduce esta verdad: “y el mediador no lo es de uno solo, pero Dios es uno.” Al parecer, Pablo quería decir esto: Fue importante y valioso que la ley fuese entregada a Israel por medio de un mediador, es decir, de Moisés; pero mucho más importante y más valioso fue la promesa dada a Abraham, porque fue dada en forma directa, sin mediaciones, por Dios mismo. Está diciendo de cierta forma: “¿No ven?
El contacto directo siempre tiene más valor que el contacto por un intermediario” Por lo tanto, concluye Pablo, la promesa dada a Abraham tiene más peso que la ley dada por medio de ángeles a Moisés, y Moisés al pueblo. El mediador no lo es de uno solo, porque siempre el mediador media entre dos o más partes, pero Dios es uno y habla directamente.




jueves, 22 de julio de 2010

¿Estarán Los Pastores Abusando De Su Derecho En El Evangelio?

por el hermano Marcos García, julio de 2010


El singular Apóstol Pablo escribió en 1 Corintios 9:18 ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.

En todo el mundo, cada día son más las personas que abandonan las denominaciones religiosas a las que han estado afiliados, porque no reconocen la voz del Buen Pastor Juan 10:14 en los lugares donde asisten. No encuentran alivio, consuelo ni descanso para sus atribuladas vidas, mas bien escuchan un reiterativo y ensordecedor llamado a la sumisión a hombres. Con toda claridad esa voz no sintoniza con la contundente instrucción que Jesús dio a sus discípulos cuando dijo:

Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, Mateo 20: 25~26

Los territorios están marcados, las autoridades eclesiales han permitido que los líderes, léase pastores(as) se eternicen en los lugares donde usando excusas artificiosas han logrado esclavizar a los santos, manteniéndolos bajo un régimen que emula a las grandes y perversas dictaduras, por las que ellos mismos, en su doble discurso, han orado para que el Señor las deponga.

Estos hombres que están a cargo de hacer cumplir las normas de la denominación, normas que deben sujetarse a la Biblia; justifican su sordera selectiva ante el clamor de los creyentes diciendo que es necesario el trato inhumano y que con este saldrán bien formados.

Usando como herramienta para evadir hacer su trabajo, el aberrante argumento de que Jehová permitió a Faraón esclavizar al pueblo hebreo, esgrimen el texto bíblico mencionado para decir que ese es el deseo de Dios. Es lamentable que hagan mal uso de la Palabra de Verdad, la Palabra fue creada para la libertad del hombre, no para su esclavitud.

Al permitir que pastores y pastoras se entronicen en lugares estratégicos desde donde se convierten en dioses, se está permitiendo también que abusen de su derecho en el evangelio.

De acuerdo a Las Escrituras estos hombres y mujeres perversos, que con pretextos abíblicos rompen el orden de Dios serán sometidos por Dios mismo de la misma manera que sometió a Faraón.

A estos hombres y mujeres que no se han dado cuenta que Jehová rescató a su pueblo de las malvadas manos de un hombre sin amor, de un hombre que ejercía el poder para su propia gloria, y que están tratando de imitarlo so pretexto de que el cristiano necesita ser castigado y que ellos han sido escogidos para tal propósito, les espera un terrible final; excepto que se arrepientan como lo hizo Manasés el déspota más malvado que gobernó Jerusalén.

Por más argumentos que el hombre emplee en su deseo de hacer parecer lícitas las actividades que hace para enriquecerse, siempre que estas vayan en detrimento del pueblo de Dios serán condenadas por el Sol de Justicia.

En el abundante y rico contenido de Las Escrituras nos encontramos con primorosos consuelos, veamos este, es realmente maravilloso.

Ezequiel 34:10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. 11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. 12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.

No perdamos de vista que La Iglesia es del Señor, que es él quien la cuida celosamente, dejemos a los que trabajan por fama, ganancias deshonestas, o para alimentar su ego demostrando su poder, y no se enfríe nuestro amor por causa de la maldad de ellos.



Amigos y amigas, gracias por leerme.

sábado, 15 de mayo de 2010

¿Para qué más apóstoles?

por el hermano Marcos García, mayo de 2010

En el versículo 15 del capítulo 9 del libro de los Hechos de Los Apóstoles hay una vigorosa sentencia hecha por el Señor que le aclara al mundo gentil la grandeza de su gracia y su determinación de darnos un apóstol, el cual tendría una misión especial.

El agradecimiento de nosotros los gentiles debe iniciar cuando leemos las palabras que Jesús le dijo al apóstol Pablo: …a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Hechos 26:17, 18.

Es más que triste y doloroso ver que aún hay personas en la Iglesia del Señor que no han descubierto el extraordinario alcance de la misión de Pablo, y vean la necesidad de nuevos apóstoles.

El apóstol Pablo es escogido por el Señor para presentar un nuevo programa o administración: “la dispensación de la gracia de Dios” a los gentiles. Lea conmigo Isaías 52:15 y regocíjese con su trasfondo: así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído. Tenga presente que este libro fue escrito siete siglos antes de Cristo.

Pablo recoge estas extraordinarias palabras del profeta Isaías en el capítulo 15 de la carta a los romanos y nos expresa humildemente, pero con rigurosa verdad, que le ha sido encomendada una misión maravillosa: Romanos 15:15 Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada 15:16 para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo. Es precisamente al cumplimiento de esa tarea a lo que Pablo se dedica toda su vida.
Preguntando


Lo hace con especial esmero, sin reproche alguno, nunca rehusando hacer algo que más que pedírsele se le había impuesto, lo hacía con la seguridad que había sido escogido para realizar una tarea única. Había regocijo en él a tal punto que en sus días finales dijo: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 2 Timoteo 4:7

Pablo es el hombre escogido para que se cumpla la dulce profecía de Isaías cuando escribió: 11:10 Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. En Romanos 15:12 Pablo nos traduce así: Estará la raíz de Isaí, Y el que se levantará a regir los gentiles; Los gentiles esperarán en él.

Es preciso que leamos los versículos 18, 20 y 21 del capítulo 15 de la carta a los romanos: 15:18 Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, 15:20 Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, 15:21 sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.
Esperando respuestas


Cuan distinto su proceder al de los apóstoles modernos; al de los apóstoles secuestradores de la fe. Estos hermanos y hermanas que no pueden escribir lo que Pablo escribió en Gálatas 1:15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 1:16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,… ya que ellos sí consultan a copartidarios para nombrarse “apóstoles”, hermanos y hermanas que andan repartiendo títulos honoríficos “en el nombre de Dios”.

Ya tenemos a Pablo, es el apóstol de los gentiles, están sus cartas cuyo contenido es fresco y completo, no hay nada que añadir, ninguna verdad se quedó en el tintero del apóstol Pablo. Todos las innovaciones que estos seudoapóstoles puedan aportar al evangelio no será más que anatema, Gálatas 1:8

Uno de los énfasis mayores que hace el apóstol Pablo en sus preciosas epístolas es su interés por que la Iglesia no sea embaucada por doctrinas cuyo fin es tan oscuro como el corazón de los falsos maestros (apóstoles modernos).

Una de las preguntas que con frecuencia me hago es:

¿Para qué más apóstoles?

¿A quién están dirigidos?

Si ya los judíos tienen sus apóstoles, si ya los gentiles tenemos nuestro apóstol, ¿Cuál es su misión?

¿A qué grupo de personas debe penetrar su evangelio?

Si ya el Señor escogió a Pablo, Hechos 22:21 …Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. Romanos 11:13 Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, 2 Timoteo 1:11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Hechos 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,

Amados hermanos que han incursionado en esta carrera, me gustaría saber,

¿Qué creen qué le hizo falta a la predicación de Pablo?

¿Quién os fascinó…?

Nos leemos amigos y amigas.

jueves, 8 de abril de 2010

Estar En La Cuerda Floja

por el hermano Marcos García, marzo de 2010



La expresión que he usado como título tiene dos versiones sobre su origen. Una de ellas nos remite a la Edad Media donde los equilibristas del quehacer circense, para hacer más atractivo el espectáculo y demostrar sus habilidades, disminuían la tensión de la cuerda en la que trabajaban exponiéndose a un mayor peligro.

La otra versión es la judicial, la que dice que los expedientes, cuando aún no había grapas, se cosían con cuerda con la que se cosen los libros y al final del expediente, se dejaba el hilo largo y suelto (la cuerda floja, sin terminar de atar) para seguir uniendo folios cuando fuera procedente.

El que estaba “en la cuerda floja” estaba, casi siempre, encausado por un delito, de ahí la expresión de “peligro” a la que se refiere.

Como podrá notarse ambas versiones entrañan un futuro incierto o un peligro inminente.

La Casa de Dios debe ser un lugar muy atractivo, aún para quienes no lo conocen, sin embargo, la predicación altamente contaminada con la letal filosofía humana la ha convertido en una especie de mall donde vamos los necesitados a comprar con diezmos y ofrendas una o varias razones para sufrir, para sentirnos cada día más alejados de la salvación.

A los predicadores parece complacerles ver el templo lleno de caras angustiadas, presas del terror que ellos vierten desde el púlpito con amañados discursos lleno de toda malicia.

Algunos lo hacen por ignorancia manifiesta, pero otros son falsos maestros: Aquellos de los que habla el apóstol Pablo en el capítulo 11 de la segunda carta a los corintios; los mismos de cuya maldad nos advierte el apóstol Pedro en el capítulo 2 de su segunda carta.

Estos son los hombres salidos de las mismas entrañas del infierno, de quien el apóstol Judas, en su extraordinaria carta, habla con denuedo celestial. Hombres dedicados a diseminar preceptos peligrosos para reducir el Cristianismo a una fe sólo de nombre y a una profesión externa del evangelio. Son los mismos innovadores heréticos que en nuestros días acaparan una parte importante de los medios televisivos y radiales en un intento desesperado de destruir la Iglesia del Señor.

Pablo, Pedro y Judas al advertirnos sobre estos personeros del diablo, lo hacen con tanta fuerza y tan reiteradamente que no debemos tenerla en poco.

Es de todos conocido que en las iglesias se venden milagros a granel, acciones en el paraíso, que algunos pastores tienen la facultad de reconciliarte con el Padre si les entregas un sobre con determinada suma; La frecuencia con que dicen que entre más dinero das para la obra, más te amará Dios, es equivalente a la publicidad de McDonald’s.

Aunque no nos acostumbramos ya dejó de sorprendernos que se haga uso de la motivación para quitarnos hasta el pasaje de vuelta a casa con el argumento de que Dios te lo multiplicará.

“Si el Señor viniese en este instante, ¿Quiénes se van con él?”

Esta frase ha dado muy “buenos resultados”, creo que es la razón por la que se sigue usando como plataforma para intimidar a los hermanos y hermanas, angustiándolos hasta el punto de que dudando de su salvación opten por comprarla.

El hacernos creer que estamos en la cuerda floja se traduce en “ganancia” para ellos, al perturbar el alma de los débiles en la fe diciéndoles que un día son salvos y al día siguiente no, que si son generosos Dios los ama más, mantienen a la congregación en vilo lo que les facilita su manipulación.

Recordemos que no servimos a Dios por arrogancia o por miedo, sino por gratitud; No trabajamos en la obra para poder ir al Cielo, lo hacemos porque vamos al Cielo.

Hasta pronto, amigos y hermanos.

jueves, 25 de febrero de 2010

Amar a nuestros enemigos: El dulce sabor amargo


por el hermano Marcos García, febrero de 2010

Uno de los mandatos en los que, a mi juicio, el señor hizo más énfasis es aquel que se encuentra en Mateo 5:44, y reza así: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

Jesús nos manda a amar a nuestros enemigos haciendo tres cosas:
1. Bendiciéndolos: que es invocar el apoyo activo de Dios para el bienestar y la prosperidad del enemigo.
2. Haciéndoles bien.
3. Orando por ellos.

El Sol de Justicia habla así con toda propiedad dado que él conoce a Dios, él es Dios, y él conoce el corazón del hombre. Sabe lo difícil que es para nosotros perdonar a nuestros enemigos, mas, también sabe que el hacer estas cosas recomendadas nos ayuda en el proceso de perdonar.

Quiero tomar como ejemplo de amor a nuestros enemigos el conocido caso de David y Saúl. No hay en toda la Escritura un solo relato donde, aunque sea por un instante, el joven David de indicios de otra cosa que no sea amar al hombre que lo llegó a odiar tanto y con tanta vehemencia que deseó su muerte de muchas maneras.

Personalmente me causa dolor cuando leo que el rey Saúl se convirtió en un estratega para propiciar la muerte del aquel a quien Jehová llamó un hombre conforme a su corazón.

El camino al trono de Israel fue verdaderamente una senda de angustias y dolores para el joven David. Todo el que alguna vez se ha internado en Las Sagradas Escrituras, sin ninguna dificultad ha descubierto que el rey Saúl era enemigo mortal de David. Pero deténgase por un instante y piense: si es difícil convivir con un enemigo sencillo, ¿cuánto más lo será cuando nuestro adversario es la máxima autoridad de la nación? ¿Cuando nuestro enemigo es alguien que cuenta con el apoyo de toda una fuerza militar, bajo sus órdenes, para destruirnos?

No deje de tener en cuenta que David amaba a Saúl, Saúl era su enemigo, pero David no le correspondía de igual manera, David deseaba la armonía entre ellos.

A través de la lectura de los 75 salmos escritos por el rey David nos percatamos que en varios de ellos, al igual que nosotros, David también deseó cosas malas, cosas muy malas para sus enemigos. Basta con leer el Salmo 55:12~15 donde el rey tremendamente dolido por causa del mal que le hizo un hombre a quien él consideraba su amigo, luego de contar toda su angustiosa sorpresa, pide para este infiel una muerte horrible: 55:12 Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; 55:13 Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar; 55:14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios. 55:15 Que la muerte les sorprenda; Desciendan vivos al Seol, porque hay maldades en sus moradas, en medio de ellos.

Hay ocasiones en que usted, enojado por las injusticias que le salen al paso, deseará declarar la oración de David en el Salmo 139:21~22: ¿No odio, oh Jehová a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos. Pareciera que él cree que le está haciendo un favor a Jehová odiando con tanta pasión a los enemigos del Creador. Esto pasa con frecuencia en nuestros días, pero lo peor es que quienes lo practicamos nos hacemos llamar cristianos.

Hay razones contundentes por la que Dios llamó a este hombre, varón conforme a mi corazón. Nótese que David finalmente descubrió el espíritu grato de la ley. Él aprendió que es posible odiar lo malo en alguien sin odiar a la persona. Él escribió: Salmo 101:3 …Aborrezco la obra de los que se desvían; 119:104 …he aborrecido todo camino de mentira; 119:163 La mentira aborrezco y abomino.

Hoy día, debido a la mala predicación, tenemos un concepto equivocado de lo que es amor. La promovida tolerancia nos impele a amar al pecador conjuntamente con su pecado, de manera tal que nos cuesta más amar a nuestros enemigos, porque nos han casado el producto, nos obligan a tomarlo como un paquete.

Veamos el caso de Pablo, quien seguía el ejemplo de Jesús. No se equivoque, Pablo odiaba el pecado de ellos. Sus traiciones le entristecían y él hablo en contra de su maldad. Pero nunca dejo de amarles o de orar por sus almas. Él testificaba: … nos maldicen y bendecimos; padecemos persecución y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; 1 Corintios 4:12~13. Así como Pedro escribió de Cristo, quien, cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 1 Pedro 2:23.

La reacción que tenemos frente a las ofensas muchas veces nos conduce a empeorar las mismas elevándolas a un nivel infranqueable. Lo recomendable es hacer nada hasta que nuestra ira haya pasado. No debemos hacer una decisión o dar seguimiento a cualquier acción mientras estamos airados, recordemos al sabio escritor de los Proverbios cuando dijo: La cordura del hombre detiene su furor, 19:11. Es muy posible que ante nuestra cordura nuestro enemigo u ofensor llegue a hablar como lo hizo Saúl. 1 Samuel 24:17 NVI Y alzando la voz, se echó a llorar. 17 Has actuado mejor que yo, continuó Saúl. Me has devuelto bien por mal. 18 Hoy me has hecho reconocer lo bien que me has tratado, pues el Señor me entregó en tus manos, y no me mataste. 19 ¿Quién encuentra a su enemigo y le perdona la vida?¡Que el Señor te recompense por lo bien que me has tratado hoy!

La gloria del hombre no es ofender con mayor fuerza a su rival, es pasar por alto la ofensa, Proverbios 19:11. La carta a los romanos comúnmente se le considera la más grande exposición de doctrina cristiana en toda la Escritura. Desarrolla de forma lógica y ordenada profundas verdades teológicas. Allí el apóstol Pablo remeda a Jesús cuando con un amor desprovisto de intereses particulares, políticos o religiosos nos dice: Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis, Romanos 12:14; Antes bien, Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta, Romanos 12:20.

La razón más grande por la que debemos perdonar la encontramos en el último versículo del capítulo 4 de la carta que desde la cárcel escribió Pablo a los efesios. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

El texto es inspirador. Y es que el perdón que recibimos y por el cual se nos pide que perdonemos está escrito en un pasado tan distante y tan real como fue el día que el Señor murió en el calvario, y está escrito para un presente tan actual como el día que usted y yo tenemos hoy frente a nuestros ojos.

Perdonar no debe ser un acto de una sola vez, sino un estilo de vida, perdonar no es asunto de seleccionar a quien hacerlo. El no perdonar trae hambruna espiritual, debilidad y hace menguar la fe. Sin embargo, perdonar transforma vidas, llena nuestra copa de bendiciones espirituales, de abundante paz, gozo y descanso en el Espíritu Santo.

Hasta pronto, amigos y hermanos.

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